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Foto del escritorJaume Llenas

Tu trabajo, tu lugar de misión

Cuando imaginamos algo sobre hacer discípulos en el lugar de misión, nos vienen imágenes a la mente y algunas veces tenemos la imagen equivocada. Se nos ocurre un edificio, o bancos con sillas y esta imagen a veces, tiene relación con la capacitación o con las reuniones.


Pero el ser un discípulo tiene que ver con estar en el lugar al que el Señor nos ha enviado y ser el discípulo de Jesús, ser Jesús en ese lugar.



Por eso, a mí la imagen que se me viene a la mente es gente hablando, gente cerca, gente que comparten algo entre ellos, que comparten su lugar de trabajo, comparten amistad, y algo más importante que es compartir vida. Porque el discipulado tiene que ver con eso, tiene que ver con transmisión de vida, es algo muy familiar, de la misma manera que un padre educa a un hijo a través de compartir vida, no de compartir conferencias. El discípulo tiene que ver con esto, con transformarnos en un seguidor de alguien.


Y compartir la vida de Jesús, eso es ser discípulos.


Ser discípulo es un proceso que dura toda la vida. No hay un momento en el que tú comiences el proceso de ser un discípulo y lo termines cuando termina un curso, o cuando terminan unas semanas que en tu iglesia llaman “semanas de discipulado”.


El proceso del discípulo dura toda la vida por eso tenemos que comenzar a pensar en introducir en nuestra mente que nosotros tenemos que fijarnos la expresión “relaciones de discipulado”. No hablamos de otra cosa; el discípulo tiene que ver con relaciones y tenemos que estar en ese tipo de relaciones porque en el momento en que no lo estamos somos nosotros los que comenzamos a sufrir el proceso de secarnos, el proceso de dejar de crecer espiritualmente, de parecernos a Jesús, el agente principal de este proceso.

Es el Espíritu Santo, quien entra en nuestra vida y quien nos empuja en la dirección de parecernos a Jesús. La Palabra de Dios habla acerca del fruto del Espíritu Santo, cuando el Espíritu Santo está en tu interior produce un fruto y el fruto es el carácter de Jesucristo, y está definido en esas nueve características que todos conocemos en el libro de Gálatas, cap. 5:22, : el amor, el gozo, la paz, la paciencia, etcétera.


Y vamos viendo esas características que no son para que escojamos alguna de ellas, no es la carta del restaurante, no es el menú del restaurante al que nosotros vamos y decimos “yo quiero que me ponga amor y paciencia". No, no, es que el Espíritu Santo está interesado en formar el carácter de Jesucristo en mí. En muchas ocasiones en el trabajo se pasa por situaciones complicadas y difíciles de competitividad, malos ambientes, etc. que son difíciles de soportar; a veces tenemos que pasar por la pérdida de personas a las que queremos, tenemos que pasar por la pérdida de nuestra propia salud y todo esto forma parte de un proceso, es el proceso del Espíritu Santo para producir en nosotros la persona de Jesús.


Cuando pensamos en esto tenemos que comenzar a pensar en cómo el Hijo fue perfeccionado por lo que padeció. Por lo tanto nosotros no deberíamos descartar, o no deberíamos pensar, que el ser cristianos implica el hecho de que Dios nos ahorre esto.

Si no se lo ahorró al Hijo, cómo nos lo va a ahorrar a nosotros… es que somos sus hijos adoptivos; va a utilizar al Espíritu Santo que es el agente principal de ese proceso, va a utilizar a cristianos que van a actuar intencional y relacionalmente (dos palabras muy importantes que me las vais a escuchar en esta oportunidad varias veces).


Intencionalmente, no ocurre por casualidad. No sentamos gente en las sillas de la iglesia y esperamos que crezcan. La gente crece muy poco por escuchar un mensaje, no es el mecanismo de Dios para hacer crecer a la gente. Por lo tanto hay que ejercer mecanismos intencionales, hay que querer hacer discípulos, es algo que nosotros decidimos hacer: hacer discípulos.

Decidimos ser discípulos de Jesús y decidimos hacer discípulos de Jesús. Y el proceso decimos que es relacionalmente porque el proceso de ser y hacer discípulos funciona a través de las relaciones y no de la información. Demasiadas veces hemos pensado en el discipulado como centrar gente, darles unas clases y soltarlos, hacemos un programa especial de tantas semanas, les sentamos, les contamos cosas, y decimos: “ya tengo discípulos”....


Esto no funciona así con Jesús, no funciona así con Pablo, no funcionó así en los ejemplos que en las Escrituras tenemos; en el libro de los Hechos no funcionó así sino que el proceso funciona a través de las relaciones.


Todo en la Biblia es una estructura relacional, nosotros fuimos creados como seres humanos para tener relación con Dios; nosotros hemos sido creados como un Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento; pueblo de Dios, la iglesia, en el Nuevo Testamento. Somos un cuerpo relacional y nosotros somos transformados a través de esas relaciones; el Espíritu Santo utiliza a otros cristianos y el objetivo es construir la persona de Cristo en el creyente.


Un discípulo hace a otros discípulos. Un discípulo transmite la vida de Dios que tiene en él, la vida que fluye por estar en Cristo, la vida eterna la transmite a otros y esto es lo que hace que la iglesia continúe un siglo tras otro.


Y ¿por qué en el entorno laboral? ¿Por qué el entorno laboral es tan importante para hacer discípulos? En primer lugar porque es un lugar en el que normalmente hemos creado un elemento clave para transmitir vida que es la credibilidad. ¿Cómo se crea la credibilidad? Se crea con el tiempo, se crea cuando los demás están en las mismas circunstancias que nosotros. Porque ahí compartimos problemas, compartimos circunstancias, compartimos un entorno, y ellos nos ven reaccionar a los problemas del día a día de una forma distinta. Tenemos unos valores y unos criterios diferentes.


Queremos parecernos a Jesús en ese lugar de trabajo y como estamos ahí vamos ganando ese elemento clave para la transmisión de vida que es la credibilidad. Nosotros tenemos que crear estructuras de credibilidad y nuestro trabajo es la manera en la que nosotros lo hacemos, la manera en la que nosotros peleamos contra el mal, la manera en que mostramos a Jesucristo en ese lugar: credibilidad.


Jesús era creíble. Jesús era el enemigo de todos pero Jesús era creíble.


El entorno laboral es donde tenemos más contacto, desde el contacto natural. contacto no forzado con personas no cristianas, pasamos 80 o 90 mil horas a lo largo de la vida. ¿Sorprendente verdad? 90.000 horas. Muchas personas trabajando con otras personas que no son cristianas, y es ahí en donde hemos sido enviados por Dios.


Esto tiene que ver con nuestro llamamiento y con nuestra vocación. Vocación no es lo que tienen los pastores o los ministros o los misioneros; vocación es lo que tiene todo cristiano: el pastor lo tiene, lo tiene el misionero, pero también lo tiene el carpintero, el contable, también lo tiene el funcionario público. Cada uno de nosotros estamos en un lugar porque ese es el lugar al que Dios nos envió. El lugar en el que estás en el día de hoy es tu lugar de misión. El lugar al que Dios te ha enviado a hacer la misión de Dios, a cooperar con Dios en su misión.


Quién está en misiones es Dios, pues hablamos de la misión de Dios. Jesús es el gran misionero de Dios y nosotros entramos en la misión de Dios por el llamamiento de Dios en nuestras vidas.


Nuestro lugar de trabajo es el sitio al cual él nos ha enviado algunos deberes.

Que no me guste mi trabajo, o que yo quiera cambiar de lugar de trabajo, me es lícito, pero si el Señor te permite cambiar de lugar de trabajo, te pone en otro lugar, y ese es el lugar de misión que el Señor te ha confiado.


Esto es muy importante, que nosotros sepamos que nuestro lugar de trabajo es nuestro lugar de misión, sólo un 1% de la iglesia tiene como lugar de misión la iglesia, el 99% restante ha sido llamado a otros ámbitos, tienen el mismo llamamiento del pastor pero a otro lugar diferente que es su lugar de trabajo. Ese lineamiento prioritario de la persona a hacer discípulos es más que evangelismo. El evangelismo forma parte de la misión pero no toda la misión es evangelismo. A veces somos reduccionistas, reducimos la misión de Dios a evangelizar pero la misión de Dios tiene que ver con lo mismo que trajo a Jesús a la tierra y lo que trajo Jesús a la tierra es en expresión del apóstol Juan en 1a. Juan cap 3:8, dice, para destruir las obras del mal, para esto vino el Hijo de Dios, para destruir las obras del mal. Nosotros somos del día, somos llamados a ver, somos llamados a mirar con los ojos de Jesús, a localizar dónde están las obras del mal y destruirlas; esto es lo que Jesús hacía constantemente y nosotros no podemos pasar por los sitios donde localizamos que hay una obra del mal sin enfrentarla.


La obra del mal es una provocación para nosotros y nosotros tenemos que darnos cuenta de esto, todos hemos sido llamados a enfrentar esas obras del mal y esas a veces pueden ser estructuras del mal en las estructuras del mal. El mal no sólo es una cuestión puntual sino que el mal genera estructuras para protegerse para blindarse y nosotros como cristianos tenemos que atacarla si a veces estas estructuras del mal están en nuestros lugares de trabajo; en muchas ocasiones son muy visibles en nuestros lugares de trabajo cuando se abusa de otros trabajadores, cuando de alguna manera se abusa de clientes, se abusa de proveedores… en estos casos lo que estamos viendo es que en lugar de construir una sociedad más justa lo que está haciendo el mal es llevar a un montón de gente a una vida miserable, y nosotros hemos sido llamados a enfrentar esto, tenemos que darnos cuenta de que nuestro trabajo no solo tiene consecuencias personales en el sentido de que me provee de un salario, sino que mi trabajo tiene consecuencias sociales, mi trabajo tiene consecuencias espirituales, mi trabajo tiene consecuencias físicas. tienen consecuencias en la ciudad en la que estoy, tiene consecuencias en el país en el que estoy, mi trabajo puede expandir el bien o puede expandir el mal y yo no puedo expandir el mal, estoy aquí para recortar el mal, para enfrentar el mal…Yo no estoy en mi trabajo solo para evangelizar localizar esto es muy importante; estoy ahí para destruir las obras del mal, para reconciliar al mundo con Dios, para ponerlo todo bajo los pies de Jesús.


Por eso es que el entorno laboral es tan importante para el discipulado, porque el discipulado es una prioridad, es la clave y no una cosa más dentro de un montón de cosas.


En primer lugar diría que esa es la última tarea que Jesús nos encargó cuando se fue. Muchas veces escuchamos una cosa y entendemos otra. No habéis escuchado nunca que el versículo de Mateo 28:19 dice “Id y predica”, léelo bien, no lo dice, no dice “Id y proclamad el evangelio” tampoco dice esto, sino que el versículo de la Biblia dice “Id y haced discípulos a todas las naciones”; por lo tanto nuestra tarea es ésta incluso en el versículo siguiente lo especifica muy bien dice “enseñándoles a guardar todas las cosas que yo os he mandado” por lo tanto la tarea es ésta, es enseñar a las personas, a aquellas personas con las que nosotros tenemos roce cada día, a guardar estas cosas: que el Señor Jesús nos ama, que el Señor Jesús nos llamó a hacer discípulos en el lugar al que te han enviado.

En el lugar donde Dios te ha puesto tú tienes que hacer discípulos porque es el mandamiento de Jesús para la iglesia hasta que él vuelva, “y yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”


En segundo lugar porque fue el centro del ministerio de Pablo. Me gusta leer Gálatas capítulo 4:19, eso es lo que hace Pablo, dice que “Cristo sea formado en vosotros” este es el propósito de Pablo, que Cristo sea formado en vosotros y esto es lo que nosotros estamos haciendo cuando nos relacionamos, no sólo evangelizamos, estamos tratando de que Cristo sea formado en la gente con la que nosotros estamos; la evangelización es una parte y luego veremos qué lugar tiene, pero no es toda la expresión; sino que nosotros vamos más allá de la evangelización, vemos muchos pasos más allá y no podemos parar hasta que “Cristo sea formado en vosotros”.

Mientras sufrimos los dolores de parto, leemos a Pablo en Efesios 4:13: antes está hablando de los cinco dones que se dan a la iglesia para capacitar a los santos para la obra del ministerio y luego dice en el vs.13 “ hasta que todos lleguemos”... ¡todos! ¡nadie debe quedar a mitad de camino!. Todos miremos a la unidad de la fe. Y ahora especificará más, qué es esto de la unidad de la fe: es el conocimiento del Hijo de Dios, y este conocimiento no es sólo conocimiento intelectual no es sólo conocimiento griego; es conocimiento judío para los griegos, conocimiento no era el conocimiento intelectual para los judíos, era estar comprometido con él hasta el punto de que el conocer a alguien era tener relaciones sexuales, era tener la intimidad máxima que se podía llegar a tener; decían la frase “conoció a su esposa” y significaba que había tenido intimidad con ella. Fijaos lo que nos dice aquí:


Efesios 4:13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”


Hasta que lleguemos a la intimidad total con el Hijo de Dios a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, esto es de lo que se trata ser iglesia, se trata de llevar a la gente a la estatura completa de la plenitud de Cristo y no parar hasta llegar hasta ahí.


¿Cómo hemos creado iglesias, en las cuáles el discipulado es una asignatura, un crédito de libre elección, es algo optativo que pueda darse? Hay muchas iglesias en cuyo ADN no está plantado el hacer discípulos…



Nos hemos apartado del camino y nos hemos conformado con que el objetivo de nuestra iglesia era hacer el mejor espectáculo del mundo, montar el mejor culto posible en la iglesia, pero ¿cómo hemos medido nuestro éxito en nuestras iglesias?


Quizás el éxito lo medimos por cuánta gente teníamos sentada, o por cuánta gente se bautizaba, o por las ofrendas, o por muchas otras cosas, pero no hemos medido si la gente se parece más a Jesús.


El problema número uno del movimiento evangélico hoy en día puede ser la superficialidad. Vamos a decir que tenemos un montón de gente que en expresión muy británica son “hooligans”, gente que chilla mucho, pero tenemos poca gente que ha sido transformada por el evangelio. Hay como una desconexión entre lo que sucede el domingo y el día a día, entre lo que sucede en el edificio de la iglesia y lo que sucede en esas horas, miles de horas de trabajo anuales que tenemos; y el motivo es porque no hemos hecho discípulos. Hemos extendido el evangelio pero no nos hemos preocupado de que esas personas realmente reflejen esto; en muchas iglesias eso no forma parte del ADN de la iglesia.


En segundo lugar es estratégico para conseguir avance cuantitativo, nos decía el movimiento evangélico es el que más crece en todo el mundo pero si creemos que ese crecimiento sea sostenido si no tenemos en nosotros mismos la semilla de nuestro propio decrecimiento,( y esto está sucediendo en algunos lugares donde el evangelio había crecido enormemente), estamos viendo la reducción, hoy en día, en varias ciudades del mundo, de lo que es el movimiento evangélico, porque no estamos haciendo discípulos, ¿que hemos hecho? Consumidores del mal en lugar de atacarlo, hemos alimentado el monstruo, el consumismo hoy en día es parte del enemigo, es parte de la estrategia del enemigo para despertar un consumidor, y un discípulo es justo lo contrario, un discípulo es alguien que acepta morir a sí mismo para que Cristo viva en él. Si tú no mueres a ti mismo si no tomas tu cruz y sigues a Jesús tú no puedes ser su discípulo,


Pero nosotros hemos creado un grupo de personas que van de un lugar para otro buscando servicios religiosos, la palabra de un discípulo es “no yo, sino Cristo en mí”, la palabra de un consumidor es ”yo y yo” y por eso la palabra de muchas iglesias es “tú”; porque están enfocadas en darle de comer al consumismo, al individualismo radical de nuestro tiempo y decir que esto es cristianismo… pero ahí está, ahí está la semilla de nuestra propia derrota si nosotros en lugar de extendernos superficialmente, no hacemos discípulos,


El éxito de nuestra vida tiene que medirse en personas que se parecen más a Jesús.

Cuatro elementos para hacer discípulos: En primer lugar se hacen a través de las relaciones, Jesús nos envió a hacer relaciones con otras personas, las relaciones son la clave, la relación con Jesús es mi primera relación pero luego mi segunda relación es que hago con los demás, amarás a Dios por encima de todas las cosas la primera, pero la segunda es amarás al prójimo como a ti mismo y entonces a continuación la tercera es ir y hacer discípulos.


Cuando una iglesia hace esas tres cosas ama a dios por encima de todas las cosas, ama al prójimo como a sí mismo y hace discípulos. Jesús es claramente visible a través de ese grupo de personas, la clave es esta: hemos sido llamados a hacer relaciones para el reino esa es la forma que el Espíritu Santo utiliza para transmitir la vida de un discípulo al otro, por lo tanto el proceso de discipulado es que nosotros nos vamos a poner en grupos reducidos de personas. Mejor tres o cuatro que uno, o que dos personas; uno no hace grupo, 2 tienen menos interacciones con ellos que un grupo de tres o de cuatro.



Es muy curioso que Jesús utilizó una pauta, Jesús utilizó la pauta de grupo de tres, grupo de doce, grupo de 120. La sociología nos dice que así es cómo funciona el crecimiento de una comunidad, el grupo de tres para Jesús era Santiago, Juan y Pedro; éste era su grupo de tres, su grupo de doce eran los doce apóstoles, el grupo de 120 son los 120 que quedaron cuando Jesús subió, ascendió a los cielos. Esta estructura es básica y nuestras iglesias si quieren estar estructuradas de una manera en que se mantenga ese espíritu de comunidad y no se pierda, tienen que estar estructuradas en grupos de 3 de 12 de 120 los números son aproximativos 3 o 4, 12 o 15, 120 o 150; pero tienen que conservar esa triple estructura del grupo más reducido, el grupo median, el grupo grande, para que esto funcione, para que las relaciones sigan fluyendo, porque si el grupo es más grande y no se estructura en grupos de 120, las relaciones dejan de producirse y el proceso de discipulado se detiene.


En segundo lugar, para hacer discípulos tenemos que tener un sometimiento mutuo a la verdad. Importante es esto, la verdad es el elemento clave a ver. Nos preguntamos qué material utilizamos para hacer discípulos, olvídate del material lo que es importante es que sea rico en la Palabra, cada vez me gustan menos los materiales cada vez utilizo más en mis relaciones de discípulos la propia Escritura. La Biblia. En segundo lugar entonces, sometidos bajo la autoridad de la Palabra.


En tercer lugar, la mutua y saludable rendición de cuentas. En inglés existe una palabra para la cual nosotros no tenemos ni siquiera palabra, me pregunto por qué nuestro idioma no ha producido una buena palabra para explicar esto, en inglés es “accountability”; es rendir cuentas; nosotros tenemos que utilizar una expresión porque no tenemos una palabra para rendir cuentas, importante que yo le dé a los demás la autorización y el permiso para pedirme cuentas sobre cómo estoy viviendo mi vida cristiana, sobre cómo estoy progresando, y esto no es el permiso para meterse en mi vida, es el permiso para que yo también y transparentemente delante de los demás a aquellos con los que estoy en una relación de discipulado, les pida por favor que me ayuden a ver lo que yo no veo, dónde está el ángulo muerto de mi espejo retrovisor, porque mi espejo retrovisor tiene ángulos muertos que yo no localizo, pero que los demás ven claramente. Pero tengo que darles permiso para que lo hagan. Esto viene de movimientos del pasado dentro del movimiento angélico, no sé pensando en los en los antiguos, en los antiguos metodistas, pasaban la mano por detrás de la espalda y se preguntaban cuál es el estado de tu alma; “cuál es el estado de tu alma”, ese permiso para hacer preguntas de otro modo incómodas, hacer las preguntas que ni yo me hago algunas veces, pero qué importante este tercer elemento.


El cuarto elemento es el elemento del discipulado relacionado con todas las áreas de la vida. El discipulado de la vida entera que incluye mi familia, que incluye mi trabajo, que incluye mis pasiones, que incluyen todo lo que soy yo. ¡Pregúntame por mi trabajo! Qué pocas veces en nuestras iglesias nos preguntamos el uno al otro, cuáles son las dificultades más grandes que enfrenta nuestro trabajo, porque puedo orar concretamente por ti esta semana, en tu lugar de trabajo. Esto es ser un discípulo en tu lugar de trabajo. Saber como se llama el nombre de las personas por las cuales tú estás orando por tu lugar de trabajo, a veces conocemos los contactos que tiene un misionero en china pero no conocemos el nombre del jefe de la persona que se sienta en la silla de al lado en la iglesia. ¡Cómo necesitamos comprometernos los unos con los otros en ese proceso de discipulado!


Mi trabajo es el lugar en donde pasó más tiempo como función en la vida práctica diaria, el proceso es fácil de recordar y aplicar, porque son “5 p”;

Presencia

Proximidad

Pasión

Proclamación y

Perseverancia


En primer lugar es estar Presente. No vayas a tu lugar de trabajo como una maldición, como un lugar en el cual pasar el mínimo de tiempo posible, donde escatimar el tiempo, donde ser el último en entrar y el primero en salir; sino quédate, quédate ahí, estate físicamente ahí, pero también físicamente comprometido con ese lugar es bendecir a las personas cuando entras en tu lugar de trabajo. Hay liturgias que se pueden acomodar a la entrada en tu lugar de trabajo, decir “Señor yo no sé con quién quieres hablar en este día de hoy pero aquí hay un montón de compañeros de trabajo y yo estoy aquí Señor hazme consciente de lo que tú estás haciendo en las vidas”. Si nosotros creemos que Dios está en misión en mi lugar de trabajo, Dios y yo, quiero apuntarme a la misión de Dios en ese lugar de trabajo; por lo tanto lo que le pido simplemente es hacerme consciente por quién puedo orar en este día de hoy.


A veces las mejores conversaciones surgen cuando el trabajo ha terminado, cuando ya parte de la gente se ha ido, cuando quedamos dos o tres ahí solos y alguien viene a tu lugar de trabajo incluso tú estás lindísimo, tienes un día en el cual te has tenido que quedar a trabajar horas extras y entonces viene alguien encima a contarte su vida y tú lo que haces es cerrar tu portátil y decir “cuéntame en qué puedo ayudarte, cómo puedo servirte”

¿No es eso estar presente en tu lugar de trabajo?


En segundo lugar la Proximidad: mide dónde estás físicamente, pero la proximidad mide dónde estás emocionalmente, y es regalar lo único que tienes en tu vida que no tiene repuesto, y lo único que no tiene repuesto en tu vida es el tiempo; el tiempo que tú regalas a los demás no lo vas a poder recuperar nunca. Estás regalando vida a las personas; pasa tiempo con ellas, sólo cuando le regalas tiempo puedes comenzar a entender dónde está causando efectos el pecado en la vida de la otra persona y puedes pasar a la tercera fase que es…


La Pasión. Es involucrarte en la vida del otro pero para eso tienes que entender que todas las personas estamos siendo afectadas por el mal y por el pecado, todas, No hay nadie que no esté siendo afectado por el mal y por el pecado, entonces el mal del pecado mata y destruye por lo tanto hay mortandad y destrucción en la vida; hay cosas que duelen en la vida de la otra persona y Dios te ha llamado a involucrarte en lo feo y en lo que duele, en el pecado de la vida de la persona.


¿Cómo puedo ministrar la debilidad en la vida de la otra persona? Primero tengo que localizarla, y para localizarla tengo que pasar tiempo con él. A veces Dios te dice cosas extraordinarias, estás hablando con una persona y Dios te dice “dile ésto y esto”. Y tú dices “Dios no puedo decirle esto, si se lo digo se ofenderá” y Dios te vuelve a repetir “esto”; y tú estás hablando las verdades y resistiéndote a ti, entonces no sabes cómo sale de tu boca aquello que Dios te había dicho, y la persona se derrumba. En Juan 4 Jesús estaba hablando con la mujer samaritana sobre darle agua del pozo, donde hay que adorar… y Jesús después de responder sobre ésto dice:


16 —Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús.

17 —No tengo esposo —respondió la mujer.

—Bien has dicho que no tienes esposo. 18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.


…ese es el problema, es que a ti nadie te ha querido nunca, el problema es has sido una persona a quien nunca nadie ha amado, has sido una persona utilizada pero no una persona querida. Ese no es el problema real y eso te lo tiene que revelar Dios en una parte que tú no puedes localizar. Pero cuando pasas tiempo con la gente localizas y puedes involucrarte puedes ministrar la debilidad y cuando has ministrado la debilidad, a veces se abre la puerta del evangelio.


Nosotros tenemos leyendas urbanas: “la gente no está interesada en el evangelio”, leyendas urbanas como “esta persona nunca se va a convertir”. Eso son leyendas urbanas pero cuando nosotros hemos localizado y hemos trabajado en la debilidad de la otra persona lo más fácil que te ocurra es que se abran las puertas para la proclamación del evangelio;

luego quédate en la vida esa persona acompáñale hasta que él aprenda a hacer otro discípulo.


Esta es la medida cuando tú puedes decir trabajo: “trabajo terminado, aprendió a hacer otro discípulo, ya se ha reproducido”. Es fantástico ver esto, y a continuación se abre el paso para la Proclamación y entonces es cuando uno tiene que Perseverar en acompañar a esa persona hasta que hace un nuevo discípulo.


(Conferencia exclusiva de Jaume Llenas para INICIATIVA FE & TRABAJO LATAM)

Jaume Llenas, es Coordinador nacional del Movimiento de Lausana España

Barcelona y alrededores. Universidad de Barcelona. Secretario General de la Alianza Evangélica Española.










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